Las enfermedades cardiovasculares (ECV) representan la principal causa de muerte en mujeres a nivel mundial. A pesar de su alta prevalencia, la detección, el diagnóstico y el tratamiento en mujeres presentan desafíos particulares debido a diferencias biológicas, hormonales y socioculturales. Esta nota técnica analiza los factores de riesgo específicos en la mujer, los síntomas menos reconocidos y las estrategias de prevención y tratamiento adaptadas a su fisiología.
Factores de Riesgo Específicos en la Mujer Si bien los factores de riesgo tradicionales como la hipertensión, diabetes y dislipidemia afectan a ambos sexos, en las mujeres existen factores adicionales que pueden aumentar su riesgo cardiovascular:
- Factores hormonales: La menopausia y la disminución de estrógenos elevan el riesgo de aterosclerosis y disfunción endotelial.
- Complicaciones en el embarazo: Condiciones como la preeclampsia, diabetes gestacional e hipertensión gestacional están asociadas a un mayor riesgo de ECV en la edad adulta.
- Enfermedades autoinmunes: Trastornos como el lupus y la artritis reumatoide, más frecuentes en mujeres, aumentan el riesgo de inflamación crónica y enfermedad cardiovascular.
- Estrés y depresión: Factores psicosociales impactan de manera diferenciada en la salud cardiovascular de la mujer.
Síntomas Atípicos y Desafíos en el Diagnóstico Las mujeres pueden presentar síntomas distintos a los tradicionales de la enfermedad cardiovascular, lo que puede retrasar su diagnóstico y tratamiento. Algunos de estos síntomas incluyen:
• Fatiga extrema
• Dolor en la parte superior del abdomen, espalda o mandíbula
• Falta de aire y náuseas
• Mareos o desmayos
La falta de conciencia sobre estos síntomas ha llevado a una subestimación del riesgo en las mujeres y, en muchos casos, a un tratamiento inadecuado.
Estrategias para la Prevención y Tratamiento
- Concienciación y educación: Campañas dirigidas a mujeres sobre síntomas, factores de riesgo y estrategias de prevención.
- Control de factores de riesgo: Detección temprana y manejo de hipertensión, diabetes y dislipidemia.
- Enfoque personalizado: Adaptar los tratamientos a las particularidades biológicas de la mujer.
- Estilo de vida saludable: Promoción de dieta equilibrada, actividad física y manejo del estrés.
- Mayor participación en estudios clínicos: La inclusión de mujeres en ensayos médicos es fundamental para mejorar la comprensión y tratamiento de la ECV en esta población.
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